EL LEÓN EN ACCIÓN.
El león necesitaba su ración de comida diaria.
Siempre salía muy temprano para seleccionar a su
presa. La elección de un buen ejemplar era
fundamental para su correcta alimentación.
Para su dieta, el león siempre había sentido
predilección por los ciervos. Aunque eran
animales muy rápidos, a un buen cazador
como él nunca se les escapaban. A la menor
distracción, se abalanzaba a su víctima
y, en una fracción de segundo, era suya.
Entonces, su satisfacción era inmensa.
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